El Arte del tiro con arco bajo la influencia del espíritu zen, es un camino de encuentro con uno mismo que implica el ir más allá de la dualidad de nuestros pensamientos.
El camino del arco no es fácil ni tampoco es difícil, ¡¡es tal como es!! El tiro con arco es una experiencia práctica, aunque juntos caminemos el camino del arco, cada arquero lo vive de manera particular y única, es un camino de aceptación. Las ilusiones, las frustraciones, las épocas oscuras donde nada sale como nosotros queremos, nos enseñan a encontrar respuestas, al igual que en la vida cotidiana.
Continuamente la mente nos lleva de un lugar a otro, nos hace sentir miedo de fallar o ansiedad para acertar en el blanco, enfado, tristeza, felicidad. Debemos estar atentos a que la mente no se estanque en nada ¿Cómo podemos no estancarnos en nada? Pues como en zazen, sin apegarnos a ningún pensamiento; ¡¡de esta forma podemos estar en el todo!!
Las agujas de un reloj van de un número a otro marcando las horas, cuando están en una hora no están en otra, en cambio, el eje sin estar en ninguna hora está en todas, está en el centro del tiempo de todas las horas; igualmente en una brújula, el eje de la aguja no está ni en el norte ni en el sur, está en medio de todas partes.
Esta es nuestra posición cuando no nos identificamos en nada.
Al igual que sentados en zazen, contemplamos, observamos, los ojos miran pero no se fijan en nada, los oídos perciben el ir y volver de la respiración y más allá de nosotros a través del cuerpo recibimos la sensación de la postura, el tono muscular, los dedos de las manos, la nuca, la pelvis, la espalda, las rodillas, contemplamos los pensamientos que surgen como contemplamos las nubes, están allí.
Así sentimos que formamos parte del todo, somos ese todo.
De este modo entramos en la dimensión profunda donde percibimos «Eso»
No se puede explicar claramente, ¡ni se le puede poner un nombre!, pero si en cualquier instante viene un pensamiento, «Eso«, desaparece de inmediato.
Este «Eso» es lo que en realidad lanza la flecha.
Artur Shogyo Duch