Tememos perder aquello que no tenemos.

buda doradoMark Epstein, famoso psiquiatra neoyorkino especializado en trauma y en la relación entre budismo y psicoterapia, nos cuenta que en uno de sus viajes buscando aprehender la sabiduría de Oriente tuvo un encuentro con un viejo maestro tailandés. Con su mente occidental le realizó una pregunta muy sesuda y racional. El viejo maestro, le respondió con una reflexión que encierra milenios de sabiduría:

“Antes de pronunciar una palabra, se dirigió hacía un vaso que había a su lado.
– ¿Veis este vaso?, nos preguntó.
-Me gusta este vaso. Contiene el agua de forma admirable. Cuando el sol brilla, refleja la luz a la perfección. Cuando le doy un pequeño golpe, ofrece un hermoso sonido. Sin embargo, para mí, este vaso ya está roto. Cuando el viento lo tira o le doy un codazo y cae del estante al suelo y se hace añicos, yo digo:
-Por supuesto.
De esta forma, cuando entiendo que este vaso ya está roto, cada minuto con él es precioso”.
              (Mark Epstein, El trauma de la vida cotidiana)

Todos somos vasos rotos, el universo entero es un gran vaso rompiéndose en mil pedazos. Cada instante en él es precioso.
Aprendamos a disfrutar de lo que nos rodea sin reservas, con la certeza de que mañana un descuidado codazo lo hará caer del estante al suelo.
Dejemos de apegarnos neuróticamente a las personas o las cosas.
Es un hecho: no podemos perder lo que nunca ha sido nuestro.

Shin Kan
 
 
explosion del universo