Al finalizar el mes de junio comenzamos los arreglos para dar un nuevo aspecto y mejorar nuestro Dojo Zen de Sevilla.
Realizando una labor de colaboración entre los integrantes y practicantes del Dojo realizamos las jornadas de samu para dejar el Dojo disponible para que dieran comienzo las obras.
Este es el estado con el que comenzaron las obras.
Ver el estado de las paredes sobre las que posamos nuestra mirada en tantas ocasiones era sobrecogedor.
Del patio de luz al fondo del salón sólo la fuente se mantuvo en su estado actual. Detrás de ella pudimos ver los ladrillos descarnados del muro.
También en el exterior dejamos vista la fachada de ladrillo original. Así fuimos descubriendo unas estructuras que, hasta ahora, nos quedaban ocultas.
Descubrimos arcos desconocidos que nos explicaban cómo era la construcción original de un edificio antiguo como el que habitamos para nuestra práctica.
El sistema de arcos que conforman la estructura es sorprendente y de una belleza antigua para nuestros ojos de curiosos.
Poco a poco, las paredes fueron recubriéndose y el mortero, que específicamente se ha colocado para evitar las humedades, fue revistiendo las paredes.
La cocina ya no parece la misma. Cuando tenga la nueva pintura y los muebles colocados será un lugar diferente.
El interior del Dojo va tomando forma. De la destrucción va surgiendo un espacio renovado.
El exterior también aparece renovado.
La puerta de acceso del nº 8 AC aún nos relata en sus maderas la existencia de una historia y tradición.
Abrimos esta puerta y accedemos a un remozado Dojo en el que seguiremos manteniendola tradición de práctica de la Vía y la enseñanza del Dharma.





